lunes, 12 de marzo de 2018

El Pajarón, una entretenida montería en el corazón de Villaviciosa




Tras varios años sin asistir, esta pasada temporada me decidí a ir al Pajarón, organizada por el Club Deportivo Virgen de Villaviciosa. Al ser a principios de temporada y sin haber caído ni una gota de agua, quedé con mi amigo Nico Priego bien temprano, para recogerlo y poner rumbo hacia el polígono de Villaviciosa, donde nos habían citado.


El sorteo se había realizado la noche anterior por el tema de acelerar la salida de las armadas por la mañana. Nosotros, que no pudimos asistir, dejamos encargado de sacarnos el puesto a Paco Cano, que nos cogió el número 2 de Los Baños, un cierre con La Paloma.

Puesto Nº2 de la armada Los Baños
Tras degustar unas deliciosas migas, partimos hacia la finca entre dos luces, ya que el trayecto no era corto. Las expectativas eran buenas, ya que nos habían comentado en la junta que la mancha estaba bien cargada de cochinos.
Una vez llegamos a la postura, sacamos rápidamente los bártulos y cargamos los rifles, ya que estábamos situados en un cierre querencioso y algún venado nos podría sorprender. El puesto era bonito, estando en un carril con amplio tiradero y mirando hacia una cañada entre los pinos.

Parte del tiradero del Nº2 de Los Baños
Los primeros tiros empezaron a oírse en la otra parte de la finca, con la entrada de las primeras traviesas. Las primeras en aparecer por nuestra postura fueron las ciervas, dejándonos ver la complicada querencia que tenían por allí las reses.

Los minutos transcurrieron tranquilos hasta que, a la media hora, sentimos un fuerte y solitario tropel por el cerro de enfrente, aunque no veíamos nada, y todo parecía indicar que la res se dirigía al puesto número 1. Sin embargo, sentí que el ruido se acercaba a nuestra cañada, cuando decidí asomarme y un precioso venado me sorprendió. Al saltar a nuestro tiradero se quedó parado y le pude soltar un primer disparo con el que cayó al suelo y se quedo tumbado. Sin embargo, el animal sacó sus últimas fuerzas para levantarse y correr hacia abajo tapándose en el monte, justo en el momento que lo rematé con un certero disparo.
Nico, que se había quedado cubriendo la parte de arriba, me felicitó cuando le dije que posiblemente sería el venado de la montería.

Las rehalas pasaron por nuestra postura de camino a las sueltas, por lo que la montería casi ni había comenzado. El puesto ya había cumplido con creces con el venado abatido, aunque pensamos que con la suelta de los canes habría más movimiento. Sin embargo, y a pesar de haber un tiroteo tremendo en la montería, las reses no se estaban dejando ver por nuestro tiradero, con excepción de un par de ciervas que se salieron por allí.

Cañada del puesto Nº2 de Los Baños, donde
fue abatido el venado
Una vez llegado el ecuador de la montería, sentimos una ladra cercana y Nico me alertó de que un gran macareno se estaba saliendo hacia La Paloma. El cochino, que llevaba un trote bastante rápido, logró salir victorioso del disparo que realizó Nico. La verdad es que hubiera sido un milagro haber matado ese cochino, pues el tiro fue larguísimo y tapado por las jaras. No obstante, quedaba pistearlo al acabar la montería.

El resto de la jornada transcurrió tranquilo por nuestra postura, aunque no así en general, ya que las detonaciones no paraban se escucharse. Al toque de las caracolas bajamos a ver el venado, que se encontraba a escasos metros de donde fue abatido.

Efectivamente, se trataba de un precioso venado de 12 puntas, de los que no se suelen ver por esa zona, por lo que la satisfacción era enorme.

Tras la foto de rigor, guardamos los bártulos y nos llegamos a ver si había sangre del cochino que había tirado Nico, pero no hubo suerte. El plantel de reses quedó conformado por unas 50 reses, por lo que una vez más El Pajarón cumplió con creces, gracias a la magnífica labor del Club Deportivo Virgen de Villaviciosa. 

Jesús Bernier con el venado abatido
Algunos buenos trofeos de jabalí fueron presentados en la junta