miércoles, 31 de mayo de 2017

El Priscalejo y los cierres a primera hora


Hace dos temporadas tuve la suerte de montear por última vez una de mis fincas favoritas, el Priscalejo, ubicada en Villaviciosa de Córdoba y organizada, en esa ocasión, por la propiedad. El sorteo se realizó en la noche del viernes en el Rancho, por aquello de acelerar la salida de armadas de cierre por la mañana. Entre los monteros asistentes, había gran expectación por ver quién tenía la suerte de coger un paso en la armada del Cortafuegos, que tan buenos resultados ha dado siempre.

En mi caso, la suerte me deparó el puesto número 2 del Río, el primer cierre de la montería, que saldría a eso de las 9 de la mañana. Nunca había estado en esa armada, y las expectativas que me daban eran muy buenas, comentándome incluso la propiedad que la cámara de televisión vendría allí, aunque no recuerdo si al 4 o al 5. Por tanto, la ilusión con la que me acosté esa noche fue máxima.

Muy temprano quedé con Juande Agredano y Nico Priego, que acudían juntos a la montería, para tomar un café rápido y salir corriendo para Villaviciosa, por eso de que mi armada salía muy pronto.

Nicolás Priego, Juan de Dios Agredano y Jesús Bernier

Tras unas ricas migas y tal como me avían avisado, el primer cierre salía rápidamente, ya que teníamos que llegar desde la junta, en las Albertillas, hasta el puente de la Cañada de la Zorra, por donde entraríamos al carril en el que dejaríamos los coches para montar la armada a pie.

Tras dejar al puesto número 1, muy cerca de los coches por cierto, seguimos caminando en busca de mi postura. Cuando nos dimos cuenta, estábamos en el paso número 3 y en el testero de enfrente se movían varias reses entre las que pudimos ver un venado. El postor, en un despiste, se había saltado el puesto, por lo que me acompañó a buscarlo rápidamente mientras el resto de la armada se quedó allí a su espera.

Panorámica del puesto

Una vez cargué el rifle, pude apreciar que se trataba de un puesto precioso, con un arroyo delante, un impresionante testero (250-300 metros lo más lejano), y otro más pequeño enfrente (60-80 metros). Eran las 9 y media de la mañana y ya había comenzado la montería para nosotros, que debíamos estar muy atentos a los movimientos de las primeras reses. 

Venado abatido
No habían pasado ni 5 minutos cuando sentí una pelota de reses que corrían por lo alto del testero. Entre tanto monte pude ver que el último era un importante venado y que no venían para mí, por lo que me decidí a tirarlo. El lance fue complicado y muy lejano, por lo que no toqué al animal. Sin embargo, el tiro tuvo mucha importancia porque la pelota se abrió y unas ciervas corrieron para mi puesto, parándose a escasos 50 metros. Éstas, sin embargo, se fueron cuando, por detrás, apareció un bonito venado que venía directo a mi puesto. El primer tiro, a pecho de enfrente, no alcanzó al animal, que cruzó el arroyo y pasó a escasos 5 metros de mí, donde, con un lance certero, logré alcanzar al animal, que iría a morir 10 metros más adelante.
No eran ni las diez de la mañana y ya había cobrado un venado bonito para la zona que portaba una gruesa cuerna con 10 puntas. Con el paso de los minutos comenzaron a entrar las traviesas a la mancha, pero no había movimiento ninguno de reses, salvo alguna cierva despistada que buscaba cruzar a la Cañada de la Zorra.

Plantel de reses incompleto
La montería transcurrió tranquila en nuestro cierre, donde el primer tiro se escuchó a las 1 de la tarde en el puesto de al lado, del que entró segundos después un vareto (aunque al recoger aseguraban que no habían pegado un sólo tiro). En las traviesas si se escuchaban muchas detonaciones, lo que presagiaban un buen resultado para el envite. Sin más, a las 3 de la tarde sonaron las caracolas y decidí caminar hacia el coche. Los monteros comentábamos el resultado de la armada, que se había saldado únicamente con mi venado.

Ya en la junta, los asistentes comían unas ricas habichuelas y se mostraban satisfechos tras la jornada, donde como siempre unos habían gozado de más fortuna que otros, pero en general se había visto mucha caza. Algunas armadas, como El Río, que se esperaban más efectivas, habían fallado con respecto a otros años. No obstante, el resultado final rondó las 60-70 reses, lo que supuso un éxito para la montería.

Como lección, en esta montería el campo me volvió a enseñar, una vez más, que en los cierres hay que estar muy atento a primera hora, porque es cuando las probabilidades de tirar son mayores. Sin ir más lejos, como antes os he contado, este día conseguí abatir el venado antes de las 10 de la mañana, hora a la que la mayoría de las veces se está sorteando.

Esta temporada volveré a visitar esta preciosa finca de la mano de Cinegética Córdobesa, en el próximo mes de noviembre.